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jueves, 20 de noviembre de 2025

Houkidō 峰輝堂

En las próximas líneas nos adentraremos en la historia de un taller japonés que aunque ya no produce macetas para bonsái, dejó una huella imborrable en el arte de la exposición. Se trata del horno Houkidō (峰輝堂), fundado por el maestro alfarero Naoyuki Maenami (前波 直之). Las macetas de Houkidō son raras, buscadas y objeto de admiración, no solo por su belleza sino por una cualidad casi mística, ya que su arcilla envejece como el oro. 

Naoyuki Maenami, nacido en 1942, fundó Houkidō en 1976 en Tokoname, uno de los centros cerámicos más importantes de Japón. Houkidō se centró principalmente en la producción de macetas de bonsái pequeñas y medianas. En un mercado dominado por la necesidad de macetas funcionales, Houkidō destacó de inmediato gracias a la capacidad de producir macetas casi de manera masiva a muy buen precio, pero con una técnica y estética inconfundibles: el Shudei Bokashi. 

La clave del prestigio de Houkidō radicó en su dominio de la arcilla Shudei, la clásica arcilla roja bermellón de Tokoname, y la aplicación de la técnica Bokashi, que significa "sombreado" o "gradación". El resultado es una maceta que se caracteriza por un acabado fino y pulido, donde la arcilla se ha tratado para conseguir esa superficie lisa y fina, y el color no es un rojo brillante uniforme, sino que presenta una sutil gradación de tonos más oscuros (a veces púrpura o marrón), confiriendo un aspecto más profundo y maduro desde el principio. Sin embargo, el mayor elogio para la obra de Maenami es la pátina que desarrollan sus macetas con el tiempo y el uso. Se dice que las macetas de Houkidō, una vez que son trabajadas por un coleccionista, adquieren una pátina tan rica que se confunden con la arcilla shudei china de los venerados periodos Shintō y Chūtō (los antiguos periodos de importación china). La belleza del acabado de las macetas de Houkidō, la cualidad para envejecer comparable a las históricas piezas chinas y su precio asequible, hacen que sus obras sean muy buscadas por los coleccionistas. 

Combinación de acabado Shudei Bokashi y pátina acumulada por el uso. (Tamaño: 10,5x 3 cm.)

A pesar de su éxito inicial, el maestro Maenami se retiró de la fabricación de macetas para bonsái a finales de la década de los 80. La razón de su retirada fue debida a la intensa competencia que existía en Tokoname y principalmente a que la popularidad del Shudei Bokashi de Houkidō, llevó a que otros talleres copiaran la técnica, saturando el mercado. Adicionalmente el auge y la alta valoración de las macetas Bigei (Yamaoka Minoru) también intensificaron la competencia por la arcilla roja de alta calidad. Al retirarse, Maenami centró su arte en la cerámica de uso general (teteras y tazas), convirtiendo sus macetas de bonsái en objetos de colección escasos.

A continuación os dejo algunos ejemplos de las macetas realizadas por este autor en distintas formas y tamaños y donde destaca la magnífica ejecución de la técnica de Shudei Bokashi.

Tamaño: 11,5x9x4 cm. 
 
Tamaño: 15x12x4 cm.

Tamaño: 30x24x4,7 cm.

Tamaño: 31,5x6,5 cm.

Finalizamos con dos composiciones que demuestran la versatilidad e impacto estético que producen laa macetas de Houkidō en distintos tipos de árboles.

Un maridaje inesperado pero armonioso. La delicada forma de flor (Rinka-shiki) del shudei contrasta con la rusticidad del Bunjin, pero la rica pátina de la maceta une el conjunto con gracia y antigüedad.

Pino negro bunjin (13 cm) en maceta Houkidō "Shudei Rinka-shiki".

 Maridaje convencional y versátil. El Shudei Bokashi armoniza tanto con árboles jóvenes como viejos. Se valora que "añade una cierta riqueza" a la composición, elevando el valor estético del bonsái.

Picea (Ezo matsu) de 18 cm.en maceta Houkidō Shudei ovalada.

Sellos y firmas de Houkidō

Referencias:

  • Libro ilustrado de macetas para bonsái. Volumen 2

 

 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Ryūgaku Marutsune 竜岳

En el rico tapiz de la cerámica de Tokoname, la figura de Ryūgaku (竜岳), cuyo nombre real es Matsumoto Ryūshi (松本隆資) y cuyo taller era conocido como Marutsune Tōsho (丸恒陶所), ocupa un lugar singular. Aunque lamentablemente su producción ha cesado, su legado perdura en la memoria de los aficionados y en las valiosas piezas que dejó. La historia de Ryūgaku es un testimonio de maestría artesanal, eficiencia familiar y los desafíos que enfrentan las tradiciones artísticas japonesas. 

 

Matsumoto Ryūshi y el taller Marutsune Tōsho

Matsumoto Ryūshi, operando bajo el nombre de Ryūgaku, dirigió un taller que, a pesar de su tamaño modesto, dejó una huella significativa. La producción se basaba en una verdadera industria doméstica, llevada a cabo únicamente por la pareja formada por Matsumoto Ryūshi y su esposa. Esta dedicación familiar aseguraba un control de calidad personal y un toque artesanal en cada pieza. 

Ryūgaku era conocido por su dominio de la técnica, lo que le permitía implementar un método para reducir costes produciendo muchas piezas por unidad de tiempo. Esta eficiencia dentro de una operación artesanal es un rasgo distintivo, lo que le permitió ofrecer productos con una excelente relación calidad-precio en su momento, ganándose la lealtad de muchos fans. 

Sin embargo, la historia de Ryūgaku también es un reflejo de los desafíos que enfrentan muchas artesanías tradicionales en Japón. La operación se volvió difícil debido a su envejecimiento y la falta de sucesores, lo que llevó al cese de su producción. Esta interrupción ha transformado sus piezas de artículos accesibles a artículos valiosos en el mercado actual. 

 

La diversidad y el material distintivo de Ryūgaku 

La producción de Ryūgaku se caracterizaba por su gran variedad de productos. No se limitaba únicamente a las macetas típicas de bonsái, sino que entre su producción se incluía:

  • Platos Namban: Recipientes con una estética rústica, a menudo sin esmaltar, inspirada en la cerámica del sudeste asiático.
  • Placas de Cerámica: Piezas planas que demuestran la aplicación más decorativa de su técnica.
  • Macetas de uso general: Macetas diseñadas específicamente para plantas, generalmente más pequeñas y que, dentro del contexto del bonsái, podrían ser usadas para plantas de acento. 

Un elemento central de su obra era la elección de la arcilla. Ryūgaku utilizaba una arcilla rústica de Tokoname, muy parecida a la de Bizen. Esta comparación con Bizen, uno de los Seis Antiguos Hornos de Japón, famoso por sus arcillas sin esmaltar de gran calidad y resistencia, subraya la robustez, fuerza y el carácter terroso de las piezas de Ryūgaku. 

 

Obras Destacadas

La habilidad de Ryūgaku se evidencia en el detalle y la concepción de sus piezas, donde el material y el proceso de cocción son los protagonistas: 

Maceta redonda de estilo Namban caracterizada por haber sido producida en un proceso de cocción por reducción, donde se restringe el oxígeno del horno e influye significativamente en los colores que adquiere la arcilla, resultando en tonos marrones más oscuros e incluso negros. Otra característica importante de esta pieza es que una vez sacada del molde donde se hizo, intencionadamente, no se retocó de ninguna manera de tal forma que la textura de la arcilla quedara más natural y rústica, en línea con la estética Yakishime que valora la naturalidad y las marcas del proceso.

Tamaño: 40x8 cm.
 

Entre la producción de Ryūgaku no hay muchas macetas esmaltadas y se limitan a unos pocos colores que incluyen el azul claro (Kinyū), el azul oscuro (Ruriyū), el verde (Oribe) y el crema (Shino). Para las piezas esmaltadas utilizaba una arcilla diferente a la de las piezas más rústicas, probablemente debido a que una arcilla de grano más fino coge mejor el esmalte y la uniformidad del mismo es mayor.

Tamaño: 22,5x5,7 cm.

Maceta rectangular estilo Namban con una textura muy gruesa. Para conseguir esta textura la arcilla fue mezclada con arena lo que contribuye también a su robustez. Esta mezcla adquiere una superficie única que con el paso del tiempo y la pátina añade un notable valor estético a la pieza envejecida.  

Tamaño: 20x16,3x6,7 cm.
 

Conjunto de seis piezas antiguas diseñadas para ser usadas con plantas de cualquier tipo, especialmente de tamaño pequeño. Es una muestra de la versatilidad de Ryūgaku, ya que incluye tanto piezas sin esmaltar y aspecto rústico, como piezas con distintos tipos de esmaltes. 

Varios tamaños (aproximadamente 8x7,6 cm.).

Un legado duradero en el arte de la cerámica 

La obra de Ryūgaku Marutsune es un testimonio de la dedicación a la artesanía y la expresión del material. Sus piezas, caracterizadas por su honestidad en la arcilla, la influencia de los estilos Namban y Bizen, y la belleza que adquieren con el paso del tiempo, son ahora piezas deseadas para los coleccionistas. Aunque su taller ya no está en funcionamiento, el espíritu de la arcilla rústica fuerte y la maestría familiar de Matsumoto Ryūshi continúan enriqueciendo el mundo de la cerámica de Tokoname.

 

Sellos y firmas de Ryūgaku Marutsune


Referencias:

  • Libro ilustrado de macetas para bonsái. Volumen 2